viernes, mayo 22, 2009


La Guerra del Chaco (1932-1935)


Fue una guerra brutal, salvaje, la guerra más grande y sangrienta que se libró en suelo sudamericano durante el siglo XX. Fueron tres años que deshicieron aún más a dos países diezmados por su propia historia. Por aquellos días se la denominó "guerra de los soldados desnudos" y eso pinta la anatomía económica y social de esos pueblos a la hora de la primera a la última escaramuza. Mató a noventa mil hombres de ambos lados que cayeron bajo el plomo y el acero de las bombas o cortados por los machetes campesinos o despedazados por las granadas que arrojaban con hondas o que simple y llanamente sucumbieron aa la malaria, al hambre y la sed, porque en esa guerra la pólvora mató pero también lo hizo la falta de todo.

Mar y petróleo. Por eso los bolivianos y los paraguayos gritaron "guerra", por posesiones, supuestas riquezas petrolíferas, el Chaco boreal, una extensa región de 550.000 km2, en los límites de Bolivia, Paraguay y Argentina, que poseía las aguas del rio Paraguay, y quien lo poseyera obtendría el dominio del río Paraguay, profundo y comercial, ganando así la salida soñada al océano Atlántico. Paraguay la ansiaba y Bolivia había perdido su salida al Pacífico en manos de Chile durante la Guerra del Pacífico a finales del siglo pasado.

En 1927 los técnicos de la Standart Oil, empresa petrolera yanqui fundada en 1870 por el multimillonario Rockefeller, descubrió petróleo en las estribaciones andinas del Chaco. Supusieron que esas riquezas se extenderían hasta el Chaco paraguayo donde la exploración petrolera estaba en manos de la compañía holandesa Royal Dutch Shell. Eso fue el punto de apoyo para lo que vino después. Los dos países se armaron. Bolivia con el auspicio y el capital de la Stanford Oil. En eso los bolivianos eran punta, eran más "ricos" que su rival asediado por la historia, Paraguay. Las fuerzas armadas bolivianas contaban con 250000 hombres, una Fuerza Aérea poderosa, tanques de guerra e infinidad de rifles y ametralladoras contra los 150000 paraguayos, dos poderosos cañoneros fluviales comprados a Italia, una aviación pequeña pero eficaz y muchos fusiles aunque esta última aún arrastrara con los daños heredados seis décadas atrás, en la sangrienta e injusta Guerra de la Triple Alianza, la misma que Alberdi llamara "la guerra de la triple infamia" Bolivia tenía expertos nazis como entrenadores militares, todos pagos por el dinero yanqui. Ironías de la historia que se oculta.
Las primeras batallas se libraron en 1932. Paraguay declaró la guerra a Bolivia el 10 de mayo de 1933. Se combatió a pie, en camiones inservibles, con botas de verguenza las tropas llegaban exhaustas al campo de batalla. La guerra fue de trincheras, estática, lenta, despiadada. Los bandos se masacraron. "Contará Augusto Céspedes, del lado boliviano, la patética epopeya. Un pelotón de soldados empieza a excavar un pozo, a pico y pala en busca de agua. Ya se ha evaporado lo poco que llovió y no hay nada de agua por donde se mire o se ande".
"A los doce metros, los perseguidores del agua encuentran barro líquido. Pero después, a los treinta metros, a los cuarenta y cinco, la polea sube baldes de arena cada vez más seca. Los soldados continúan excavando, día tras día, atados al pozo, pozo adentro, boca de arena cada vez más honda, cada vez más muda; y cuando los paraguayos, también acosados por la sed, se lanzan al asalto, los bolivianos mueren defendiendo el pozo, como si tuviera agua" (Eduardo Galeano, "Memoria del Fuego 3: El Siglo del Viento")

En 1935 con los contendientes agotados y el dinero quemado entre batalla y batalla, se aceptó la iniciativa argentina de la paz. Se firmó el 12 de junio de 1935 aunque la guerra duró dos días más, quizá, los cartuchos, los pocos cartuchos que quedaban se perdieron desabridos y derrotados en los cuerpos de soldados hambrientos y sedientos. Las cifran hablan de 60 mil bolivianos y 3o mil paraguayos caídos. Fue más que eso, el desarrollo económico y social taambién fue herido de muerte en esa guerra de pobres en busca de dinero que disfrutarían las manos que movían los hilos.

En 1936 Paraguay obtuvo el reconocimiento de casi toda la zona en litigio, no existía allí el petróleo que se suponía y las empresas se dieron la mano para irse a otras tierras en busca del oro negro, ese veneno de los hombres que enciende codicias y muerte.